Hoy quería hablaros de una pequeña escapada que hice hace un par de años a dos de los llamados Pueblos blancos de Cádiz, concretamente Zahara de la Sierra y Setenil de las Bodegas. Se trata de dos pequeños municipios cada uno de los cuales tienen sus propias y muy curiosas particularidades, que os voy a enseñar a continuación.

Eso que veis ahí arriba es lo primero que se ve cuando te acercas por la carretera a este encantador pueblo gaditano: un castillo en lo alto de una montaña, que ofrece unas impresionantes vistas de la zona. Eso sí, os aviso de que la subida exige cierta forma física, sobre todo si es en verano, como fue mi caso. Entre el calor y las cuestas, he de reconocer que llegué a la cima un tanto sudorosa y cansada. Y es que primero has de subir bastantes cuestas del propio pueblo (construido siguiendo la forma de la montaña, hacia arriba), para a continuación proceder a la subida propiamente dicha hacia el castillo. Pero merece la pena, ya que como he dicho se observa un hermoso paisaje desde ahí arriba, incluido un embalse que baña el lugar.


El pueblo, enclavado en la parque natural de Grazalema, es una auténtica monada, repleto de casitas blancas y coloridas flores, lo cual lo hace muy fotogénico. Me encantaron los letreros tipo pizarra, negros con letras blancas indicando los distintos lugares, pero lo mejor es que incluso los negocios mantenían la misma estética, en lugar de tener placas siguiendo la imagen de la empresa (por ejemplo, había un banco Cajasol pero el letrero no tenía su logotipo sino que era igualmente negro con las letras blancas).
Se respira una gran tranquilidad en él. De hecho, una vez subimos al castillo estábamos completamente solos, disfrutando de la soledad y el silencio y sintiéndonos por un momento incluso poderosos, como si fuéramos los dueños de ese castillo observando su aldea desde lo alto.
De la hermosura de Zahara de la Sierra pasamos ahora a la espectacularidad de Setenil de las Bodegas. Es asombroso ver con tus propios ojos una combinación tan perfecta entre la naturaleza y la construcción del hombre. Y es que si Zahara estaba construida sobre una montaña, Setenil lo está bajo y dentro de las rocas. Es difícil encontrar las palabras exactas para describir lo impresionante que resulta caminar por esas calles y de repente encontrarte con que una enorme e imponente formación rocosa pasa justo por encima de tu cabeza. Llegas incluso a temer que llegue un momento en que todo eso acabe desparramándose sobre ti. Creo que sería incapaz de vivir ahí, me resultaría incluso claustrofóbico.
Pasamos un par de horas inolvidables en este pueblo, paseando sin prisa por por pequeñas callejuelas, embriagándonos de esa unión armónica con la naturaleza, sorprendiéndonos con las diferentes alturas de las calles debido a que la ciudad se extiende siguiendo el curso del río Trejo.
Os recomiendo encarecidamente que si alguna vez viajáis por el sur de España, visitéis este pueblo que data de la época medieval, porque es toda una grata experiencia que merece la pena vivir en nuestra propia carne.
Como veis se trata de dos poblaciones bastante pintorescas pero pequeñas (Zahara tiene 15 mil habitantes y Setenil sólo 3 mil), lo cual es ideal para hacer una ruta por la zona y ver varios en una misma mañana o en un mismo día.
Todas las fotos son mías.
¿Conocéis alguno de estos pueblos? ¿Habéis viajado por los pueblos blancos de Cádiz?